miércoles, 8 de junio de 2011

Un comentario espinoso


  Sin negar la buena intención que cualquiera pone a la hora de otorgar una ayuda a aquel que realmente lo necesita, pienso que es muy difícil de mantener, ad libitum, una política social vertebrada exclusivamente en el hecho de ofrecer 426€ a todo aquel que se proclame sin trabajo sin más, esperando que concluya el plazo de la prestación, para posteriormente pensar lo que uno puede hacer para lograr un empleo, y sino, volver a solicitar dicho subsidio para esperar providencialmente la solución. Una política seria de empleo tendrá que articularse pretendiendo comprometer a aquellos que lo demandan para que asuman la iniciativa de buscarlo, ligando el subsidio a un acuerdo explícito de formación o capacitación para poder ejercer un trabajo, cuyos requerimientos estén dentro del círculo de formación y madurez que una persona pueda asumir. Una persona trabajando puede contribuir para sostener la prestación para aquellos que realmente la necesitan, y además, rompe el soporte de la economía sumergida que este tipo de subsidios pueden generar, porque no conozco a nadie que pueda vivir con 426€, debiendo de disponer de algún que otro ingreso para poder afrontar la vida. Por supuesto que puede haber excepciones, es decir, aquellos que están realmente desarraigados y que sólo viven con este dinero, pero no pueden tener un subsidio digno porque la prestación actual no hace distinción entre el que realmente necesita el trabajo y no puede encontrarlo, y el que pudiendo tener uno, aprende a vivir prolongando en el tiempo la prodigalidad gubernamental en este tipo de temas. Por supuesto, esta reflexión no tiene la intención de ofender a nadie, pero yo he vivido el desempleo de un modo muy distinto a como lo vive mucha gente hoy, trabajando en diversos quehaceres, viviendo con lo de mi familia oportunamente, y currando como un cabrón para poder ubicarme como afortunadamente me ubico hoy. Es cierto que era joven y no tenía compromiso alguno, pero hoy conozco a algún que otro joven que no pierden el tiempo en moverse o prepararse para poder tener un futuro, disfrutando del paro como nunca lo hemos podido disfrutar otros, y esto no hay país que pueda sostenerlo. Un país es la suma de la iniciativa y el compromiso de todos, y precisamente, a los parados de mayor edad tendrían que mantenerles el subsidio más tiempo, pero a los juveniles había que “comprometerlos” un poco más para que contribuyan como sea para poder ofrecerlo. Este tema es espinoso, pero la cara oculta de la Luna también existe, y al igual que cualquier otra iniciativa que dependa de la oportuna financicación, desgraciadamente, hoy por hoy, ya hay gente que no va a cobrar el paro; gestionarlo bien podría contribuir a mejorar todo esto.

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